Política, poder y perversión sexual

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    BERNARDO BARRANCO

    El caso de Félix Salgado Macedonio, señalado como presunto violador y acosador sexual, abre de inmediato la teoría de las perversiones entre los hombres de poder, especialmente en miembros de la clase política.

    Otro caso reciente, el acosador Andrés Roemer, el periodista y político, nos refiere al sometimiento psicópata que al final busca reducir a sus víctimas porque son objetos de su placer y someimiento sexual. Lo mismo ocurre con el actual gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, quien hace días, ha sido acusado por sus jóvenes asistentes de acoso sexual.

    Estas historias no son nuevas, hay una larguísima lista de políticos, empresarios y comunicadores que han sido denunciados como depredadores sexuales. Desde personajes como Silvio Berlusconi hasta Strauss-Kahn, ex presidente del FMI, acusado de intento de violación en primer grado. Todos han gozado de la impunidad y complicidad de autoridades.

    La periodista Lydia Cacho alcanzó el reconocimiento por poner al descubierto una red de pornografía y pederastia de hombres poderosos en México, los cuales recibieron la protección de políticos y funcionarios de gobierno. Ella reprocha que tiene 14 años esperando justicia, esto luego de su arbitraria detención ordenada por Mario Marín, el Góber Precioso.

    Lo mismo ocurre con los sacerdotes pederastas que someten a sus víctimas y se encuentran, por la "mano de Dios", en depredadores que tanto han dañado la imagen de la Iglesia. Políticos y religiosos se perciben con un poder portentoso, como un investido linaje, que los hace dueños no solo de la conciencia de las personas sino también de sus cuerpos.

    La teoría de las emociones, según Jorge Tizón en su libro “Psicopatología y poder. Un ensayo sobre la perversión y la corrupción ”(2015), habla de la conversión sexual psicópata generada por la obcecación y extravío del poder, cuya impunidad es favorecida por la institucionalidad igualmente perversa.

    En el pensamiento de Michel Foucault es central el concepto de poder y su relación con la sexualidad. En sus volúmenes “Historia de la sexualidad” (1976), Foucault reconstruye una vasta genealogía del tema. Muestra la estrecha relación entre el sexo y los dispositivos del poder, históricamente adecuados para regularlo, así como los mecanismos del poder que no son otros que las formas institucionales, desde las religiosas hasta las sociopolíticas, que intervienen configurando la dimensión represiva y la construcción de la sexualidad, administrada por el poder.

    Salgado Macedonio no es un caso excepcional. Las perversiones sexuales de políticos están estrechamente vinculadas al ejercicio perverso del poder y las neuróticas fogosidades de la corrupción.


    Bernardo Barranco

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