Seleccione su idioma

Los Godínez electorales

Los Godínez electorales

BERNARDO BARRANCO

El INE enfrenta un serio dilema: La estrepitosa caída de la calidad de aspirantes para cubrir plazas de consejeros en los OPLES (organismos públicos electorales). Desde 2014, cada ciclo se hace más compleja la selección por la limitada oferta de los aspirantes.

Las repercusiones que tienen son trascendentes para vida democrática del país y más en aquellas entidades como el Estado de México, cuya dimensión es equivalente a la de un país.

Hace años cuestioné la conformación de una casta electoral en el IFE/INE. Un sector dorado de funcionarios electorales y asesores que llegaron acaparar posiciones en el consejo destinado a ciudadanos relevantes que daban equilibrio institucional. Como en su momento, dieron enorme credibilidad a la institución personajes como Miguel Ángel Granados Chapa, Mauricio Merino, Jacqueline Peschard, Alonso Lujambio entre muchos otros. Periodistas, académicos eminentes y profesionistas destacados que ofrecieron gravitación al instituto. Todo eso ha cambiado, pues el INE se ha desciudadanizado.

La degradación vino de los acuerdos y negociaciones, siempre insanas, de los partidos. Así arribaron Córdova y Murayama, asesores de José Woldenberg; Pamela San Martín, asesora de Alfredo Figueroa, o integrantes de la estructura interna como Arturo Sánchez y Marco Antonio Baños, que resultó una pesadilla. Una casta electoral que, vía la perversión de los partidos, propició la desciudadanización del máximo órgano electoral para colocar ahí posiciones y consejeros de consigna, como el nefasto Virgilio Andrade quien, después, investigó los conflictos de interés de la Casa Blanca que involucraba a Enrique Peña y su esposa.

Este esquema se ha ido degradando y debe ser materia de reforma. El tipo de exámenes muy especializados fue privilegiando a los asalariados en materia electoral, quienes se iban colando. Así fueron arribando poco a poco los Godínez electorales. Son aquellos burócratas que han trabajado años como servidores tanto en los Oples, en el INE, en los tribunales, como asesores de consejeros. Su carrera ha sido en los oscuros pasillos electorales y las componendas con los partidos.

Los Godínez tienen una formación académica e intelectual escasa. Están alejados de los grandes debates nacionales. Son testigos mudos y limitados en las sesiones del consejo. Con participaciones procedimentales y de técnica jurídica insustanciales. Tienen escasa sensibilidad social y limitado compromiso democrático. Son fácilmente corruptibles.

Muchos se convierten en actores frívolos de socialité, asiduos comensales de caros restaurantes. Los institutos son la puerta de entrada al poder y la responsabilidad de los consejeros es mayúscula. Los Godínez electorales son una nueva raza y amenaza para la democracia electoral.

Bernardo Barranco