DESPIERTAN AL PARECER LOS ESTADOS

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    TENDREMOS UN SISTEMA FEDERAL MÁS DINÁMICO.

    Ricardo Caballero de la Rosa

    Una de las instituciones constitutivas del Estado mexicano es el sistema federal, que permite la vigencia de dos órdenes coextensos pero con competencias distintas: el orden federal y el ámbito de las entidades federativas. En las actuales circunstancias, parece que asistimos a un despertar de los estados. El movimiento viene del norte y occidente.

    Las principales decisiones de un país federal no sólo provienen del ámbito federal de gobierno. También, en el marco del régimen federal, los gobiernos de las entidades toman decisiones limitadas a su espacio territorial y con repercusiones para la gente que vive en éste, con base en su constitución política local, la cual se inscribe y deriva de nuestra Carta Magna. De esta manera, un sistema federal es un ámbito de sentido en el que deben convivir, de manera obligada, esos órdenes de gobierno e incorporar en su dinámica a los gobiernos municipales.

    Comprender esta circunstancia es fundamental para valorar la importancia de que un gobernador, luego avalado por otros gobernadores de un mismo partido político, pueda tener una opinión distinta a la del presidente, el jefe del ejecutivo federal. Si bien no hay comparación entre un gobernador y el presidente, el sistema federal permite e, incluso, presupone y tolera, estas relaciones políticas de desigualdad, porque ambos frentes de gobierno son constitucionalmente hablando, equivalentes e iguales pues son los que conforman el pacto.

    Entre gobiernos federal y estatales hay relaciones de desigualdad y de igualdad, es el código básico de un sistema así y que permite el consenso y la negociación cuando el disenso avanza.

    Visto así, no es menor que el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, pretenda poner en marcha un programa de reactivación económica y que éste, posteriormente, tenga repercusión en otros gobiernos estatales. La autonomía y soberanía estatal, en el contexto del sistema federal, quiere decir precisamente eso. De ahí que la respuesta del gobierno federal, a través de la Secretaría de Hacienda, de no avalar la contratación de deuda pública de varios gobiernos estatales, sea también un acto de igual valor y de importancia simbólica, que se opone a la circunstancia local.

    Estos episodios y otros más que con seguridad vendrán en las próximas semanas, habrán de multiplicarse en varias materias. Sin duda el ámbito fiscal es el que más impacta en las relaciones del sistema federal, pues tiene que ver con el tipo de gasto que ejerce cada ámbito de gobierno (ya sea estatal o federal) y las facultades para derivar de las fuentes de ingreso los recursos necesarios para financiar el gasto, vía los impuestos.

    Pero en el estado actual del sistema fiscal federal que rige en México desde 1980, denominado sistema nacional de coordinación fiscal, es el ámbito de gobierno federal el que administra los principales impuestos del país, de base amplia y de carácter general, y quien tiene asignadas funciones de Estado relevantes como la seguridad nacional y la política exterior, o bien el control de la moneda y la gestión de la inflación, entre otras muchas tareas.

    El peso del gobierno federal es inmenso, si se compara con el impacto de una decisión local. Pero en un ambiente de centralización y concentración del poder y de las decisiones en el presidente, mucho mayor con respecto a épocas pasadas, el hecho de que un gobernador alce la voz y manifieste su autonomía, en conjunto con otras voces estatales, aún con los errores que Enrique Alfaro ha mostrado en su juego político, es un acto de contrapeso nada despreciable.

    Veremos cambios también en la forma de la política de seguridad pública, sector en el que la violencia no cesa y no se han logrado las metas proyectadas por el gobierno federal. Y qué decir del sistema de salud, el cual es limitado en los gobiernos estatales pero que cuentan aún con cierta autonomía para atender sus necesidades.

    La educación será también un tema relevante, puesto que habrán de explorarse formas distintas de atender a los alumnos y una combinación entre actividad presencial y programas a distancia.

    Tendremos en sistema federalista muy dinámico y que estará en juego con los comicios de 2021. Por eso no espere el lector que las relaciones entre gobernadores y presidente tengan formas de disciplina férrea; por el contrario, habrá que esperar la manifestación de otras maneras de hacer política, distintas y por fuera de las reuniones nacionales de gobernadores. Incluso distintas y por fuera también de los mecanismos institucionales en que se manifiestan las relaciones federalistas.

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