EN 2021 PODRÍA REGISTRARSE CRECIMIENTO POSITIVO.
Ricardo Caballero de la Rosa
El cierre de 2020 fue muy difícil y las expectativas de crecimiento para 2021, aunque positivas, no llegarán a recuperar el impacto de la caída histórica del PIB que se registrará en el año recientemente concluido. Salir de la crisis, tanto económica como sanitaria, será todo un reto para el país y el gobierno de la 4T, sobre todo en año plenamente electoral.
Habría que recordar que los países latinoamericanos en conjunto, antes de la pandemia, ya registraban tasas bajas de crecimiento económico que promediaron 0.3% entre 2014 y 2019 y que apenas llegaron a 0.1% en 2019, lo que les colocaba en un difícil punto de partida cuando apareció el covid-19.
En México nos encontramos en esta circunstancia. En efecto, desde finales de 2018 el crecimiento fue perdiendo paulatinamente su dinamismo, de tal modo que a partir del tercer trimestre de 2019 fue negativo al registrar -0.1%. En el primer trimestre de 2020 el crecimiento fue de -2.2% anual, para el segundo trimestre llegó a alcanzar la cifra negativa de -18.7% y para el tercero de -8.6%.
Según la encuesta sobre las expectativas de los especialistas en economía del sector privado correspondiente al mes de diciembre de 2020, publicada por el Banco de México, el país tendría un crecimiento negativo en 2020 de -9% anual, es decir que México dejaría de crecer de manera definitiva en el año recientemente concluido.
De acuerdo con la misma encuesta, los especialistas señalan que el crecimiento anual del PIB en 2021 sería de 3.44%, para 2022 de 2.6% y en 2023 sería de 2.10%, lo que daría como crecimiento promedio para los próximos diez años un 2% anual.
Respecto a los países de América Latina, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en su estudio Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe, 2020 será el año de la mayor caída mundial generalizada desde 1946 y significará para nuestra región una caída de -7.7% del PIB.
La contracción aludida será acompañada de un aumento de la tasa de desocupación, que se prevé en torno al 10.7%, tasa que implica un incremento de 5.39 millones de personas desempleadas, al cual si se le suman todas las personas que abandonaron la fuerza de trabajo, el incremento del número de desempleados sería de 31.2 millones de personas, lo que muestra la real magnitud de esta crisis. Además, habría una profunda caída de la participación laboral y un incremento considerable de la pobreza y la desigualdad.
Para el año 2021 se tiene previsto un crecimiento para la región de América Latina de 3.7%, que aunque es mayor que las tasas a las que la región ha venido creciendo en los últimos años (0.3% en promedio en el sexenio 2014-2019), esto es en su gran mayoría resultado de un efecto de arrastre o rebote estadístico y no será suficiente para recuperar los niveles de PIB perdidos en 2020.
En el ámbito internacional, se espera que en 2020 la economía mundial sufra una caída del -4.4% y que se produzca una recesión generalizada en los países y regiones. En 2021 se espera un rebote de la tasa de crecimiento de la economía mundial de alrededor del 5.2%.
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