LA TRAMPA DE DESARROLLO EN AMÉRICA LATINA: DESIGUALDAD Y CRECIMIENTO BAJO.

    Inicio desactivadoInicio desactivadoInicio desactivadoInicio desactivadoInicio desactivado
     

    Ricardo Caballero de la Rosa

    América Latina y México pertenecen a una región en la que prevalece una profunda desigualdad y un bajo crecimiento, aspectos que se combinan para crear lo que el “Informe Regional de Desarrollo Humano 2021”, publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), denomina “la trampa de desarrollo” en la que estamos atrapados.

    Desigualdad y crecimiento bajo son fenómenos que interactúan sosteniéndose mutuamente en un círculo vicioso, que impide que la región consiga progresar en resultados de desarrollo humano más avanzados y con expresiones multidimensionales que ha hecho que muchos de los progresos de nuestra región, que se gestaron durante la década iniciada en 2000, hoy estén llegando a su límite, registrándose incluso retrocesos.

    La emergencia sanitaria provocada por COVID-19, que ocasionó entre otros efectos la suspensión de actividades, pérdida de empleo y reducción y desaparición de salarios, ha empeorado esta situación.

    Según el informe aludido, en las últimas dos décadas los indicadores disponibles sugieren progresos en América Latina, sobre todo entre 2000 y 2012, con un periodo de estancamiento entre 2012 y 2018. Sin embargo, la desigualdad prevalece.

    Con base en los datos mundiales sobre la desigualdad, el informe calculó la concentración de ingresos en su evolución en las últimas dos décadas, en diez países de América Latina. Así, en promedio, el 10% más alto captura el 49% de los ingresos nacionales y el 1% más alto el 21%. Entre los países analizados Chile, México y Brasil tienen la mayor concentración de ingresos: en 2019, el 10% más alto captó más del 57% de los ingresos nacionales y el 1% más alto, más del 28%.

    Por otro lado, el crecimiento anual del PIB real per cápita entre 1962 y 2017 en 16 países muestra inestabilidad. El crecimiento en este periodo osciló entre el 0% y el 3% anual. Fue fuerte en la década de 1960, pero se redujo a fines de la década de 1970 y se derrumbó durante la crisis de la deuda de la década de 1980. Se recuperó después de 1990 y se aceleró durante la década de 2000, pero redujo considerablemente su ritmo durante la de 2010.

    El desempeño a veces errático de la productividad (innovación tecnológica y asignación eficiente de factores productivos) explica gran parte del ritmo lento de crecimiento de la región.

    Esta situación pone a prueba a nuestros países e impone ir más allá de los vínculos directos entre la desigualdad y el bajo crecimiento, a fin de explorar la complejidad de las interacciones entre algunos de los factores que contribuyen a la perpetuación de esta trampa. Los factores críticos que el informe considera abarcan la concentración de poder, tanto económico como político, la violencia en todas sus formas (política, criminal y social) y los elementos de diseño de los sistemas de protección social y de los marcos regulatorios de los mercados laborales que introducen distorsiones a la economía.

    Además, no hay que dejar fuera del examen las percepciones de desigualdad y justicia, las cuales juegan un papel fundamental porque contribuyen a moldear las posturas políticas de las personas frente a diferentes medidas de política y pueden ser cruciales para respaldar reformas deseables. Al final, por supuesto, las formas en que interactúan los diferentes factores están determinadas por la efectividad o no de la gobernanza en cada contexto.

    Mi correo Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

    Suscribete al boletín

    ©2019 ConceptoUno - Todos los derechos reservados.

    Please publish modules in offcanvas position.