Mal comienza quien da un madruguete.
¿Su miedo es más grande que su ambición?
Por Julián de Jesús Peña.
Es la percepción que la gente tiene en Atlixco sobre la actitud y anticipación ambiciosa por reelegirse como alcalde del municipio de Ariadna Ayala Camarillo, la heredera de una oscura tradición caciquil de la zona.
Ariadna Ayala equivocó el método, la forma que a la postre es fondo. Se brincó las trancas, pisó sensibilidades políticas que le van a costar caro y seguramente su limitada visión le pasará factura.
Lo anterior por su afán de ser ungida como candidata a la reelección para la presidencia municipal de Atlixco en un sorpresivo destape que de manera concertada (o económicamente acordada, vaya usted a saber), hizo el pasado 23 de febrero con la dirigente del Partido del Trabajo (PT), Lizeth Sánchez García, en una fingida y amañadísima reunión en la sede del Partido en la ciudad de Puebla.
Ariadna Ayala Camarillo, es descendiente del último cacique de Atlixco, Eleazar Camarillo Ochoa, y de aquel Partido Revolucionario Institucional (PRI) que controlaba todo lo político en el municipio.
Seguramente Ayala, la hoy presidente municipal en intento ambicioso de reelección, tiene el recuerdo del “señor de la Soledad” – como lo llamaban al cacique, – dicen – autor de muchas muertes en el municipio de la eterna primavera.
La genética no se equivoca y determina cosas, perfiles, formas de actuar, algunas con tendencias criminales, eso lo estudian de manera eficiente los especialistas en psicología.
EL PT junto con Ayala, se “compraron” la anticipación de definirla candidata olvidando que la señora de palacio llego por la fuerza de MORENA en coalición. Les valió - literal - que fue la fuerza política del partido guinda la que la puso en el poder.
Con el torpe lanzamiento al vacío político que confabularon la presidente del PT y la alcaldesa, MORENA no respaldó ni negó el asalto a la posición. Era obvio: ellas se brincaron las trancas.
Ariadna Ayala Camarillo, con su humilde origen laboral en los tiempos del gobernador Melquiades Morales, cuando ella formó parte del área de giras y ser su panegirista, no aprendió que la política es forma y es fondo.
¿Será que a Ariadna se le han olvidado sus “muertos en el closet” como contratos millonarios a modo con aliados, adjudicaciones directas y operaciones simuladas?
¿O acaso olvida el maltrato al personal de su administración que ha llegado al acoso y la extorsión por su conocido mal talante que la lleva de los gritos a las lágrimas?
Sus críticos en Atlixco observan como Ayala finge sonrisas, abrazos y hasta baila con ciudadanos.
Ellos saben que en el erario municipal hay personajes que, sin ser pilotos, resultan consumados “aviadores” en dobles nóminas.
Caprichos, torpezas, y vanidades son los ingredientes de una pésima administración plagada de corruptelas que están por descubrirse. El terrible riesgo para Ariadna Ayala es que otro partido y candidato, asuma el poder y revise sus cuentas.
Por si todo lo anterior no fuera más que suficiente para “bajarla” de cualquier aspiración electoral, “la dama de palacio” se da el lujo de que, sin pudor y sin la elegancia que obliga una primera regiduría, se construyó un cabildo totalmente a “modo” seguramente con los consejos de algunos de sus confidentes, funcionarios y afectos “muy cercanos.”
Los regidores, convertidos en una corte de plebeyos con sueldos del erario, cumplen el libreto dictado por la señora presidente; elogios a diestra y siniestra son la tónica; hablar siempre bien de su gestión en una comedia falaz donde todos son la réplica de Tartufo, el conocido personaje escrito por Molière.
Solo cuando hay voces discordantes la primera mandataria cual cacique de pueblo - ¿de dónde habrá tenido ese ejemplo? - no les cede la voz; es más, los regidores de “oposición” ya sometidos, ahora bailan al son que Ayala Camarillo les toca, sean del PRI, del verde ecologista, representantes de Fuerza por México o de Acción Nacional.
Simplemente si se expresan en contra de sus propuestas no les presta atención, les apaga el micrófono o los desconecta de la sesión en caso de que sea vía zoom.
Lo peor de su estulticia en este momento electoral, es que no le alcanzan los números para ganar la reelección: “Sus canicas” son muy pocas y el riesgo de derrota es muy alto.
La gente en Atlixco ya demostró que las aspiraciones reeleccionistas no les agradan y no votan a favor.
De qué tamaño es la ambición, o mejor dicho de qué tamaño es el miedo de Ariadna Ayala Camarillo a ser exhibida con actos probables de corrupción que la pondrían muy cerca de pisar la cárcel y de eso ella sabe mucho, al fin es experta en derecho, dice.
Al PT le tocará cargar con “el cadáver” y lo recibido no cubrirá los daños.