Dos Papas del sur de América

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    Grandes semejanzas y afinidades de estos hombres: Jorge Mario Bergoglio y José Mujica

    Xavier Gutiérrez

    Domingo, Abril 27, 2025

    Muchas cualidades tuvo el papa Francisco. Una de ellas fue la oratoria. Conectaba fácilmente con la gente. Hombre de palabra llana, decía las cosas que le interesaban al hombre de la calle, fuese o no católico.

    Siempre me gustó aquella expresión suya de “el pastor debe oler a oveja”. Se las dijo a altos eclesiásticos, exigiéndoles congruencia, coherencia.

    Tenía claro que en el mundo (y lo expresó aquí en México) muchos jerarcas católicos como cardenales, arzobispos y obispos no cumplen en la práctica lo que dicen en el púlpito. Un gran número de ellos vive bajo la seducción del poder y de los valores terrenales. Muy pero muy lejos de lo que predicó Jesús.

    Quizá por esto último, Gandhi manifestó alguna vez, palabras más palabras menos, que “a los cristianos no les reprocho ser cristianos, sino PRECÍSAMENTE NO SERLO.”

    He llegado a encontrar múltiples coincidencias entre dos hombres que nos vienen del sur, del sur de nuestro continente. El papa Bergoglio y el expresidente uruguayo José Mujica. El argentino con la ropa talar que exigía su ministerio, pero sin lujos; don Pepe como el hombre de la calle.

    Por cierto, los dos profundamente aficionados al futbol, el Pontífice con plena identificación con uno de los grandes equipos de su país, el San Lorenzo de Almagro, Pepe con equipos de barrio, a quienes “ofrezco un asadito si sos campeones...”

    Ambos caracterizados por su austeridad y sencillez, en los modos, en el trato, en el vestuario. Uno y otro congruentes con sus ideas, con el sello de la modestia y la humildad a pesar de investiduras, rangos y circunstancias de poder en torno suyo.

    Mujica, con frecuencia viste una chamarra marrón, pantalones gastados de gabardina, metido a las tareas del campo cultivando flores. Parte de su elemental patrimonio era o es un coche viejo Volkswagen. Y durante mucho tiempo era buscado por representantes de la televisión y la prensa de todo el mundo para entrevistarlo. Hacían “cola” mucho tiempo para conseguir un espacio de charla, una entrevista.

    Al ex mandatario uruguayo le han hecho miles de entrevistas, ha hablado en incontables foros, su palabra y videos son escuchados y vistos por auditorios de todo el mundo. Tiene legiones de admiradores.

    Tanto uno como el otro profundamente ligados a las causas sociales, en la prédica y en los hechos.

    Los dos militantes de un permanente compromiso con la justicia social y los intereses y la vida de los marginados. Esto los colocaba en la mira y en el centro de la crítica de la ultraderecha y los abanderados del capital de este mundo sumido en el torbellino del consumismo.

    Ambos, también, fustigando con la palabra las injusticias y la corrupción, el abuso y la simulación en todos los foros. Bastaba ver los zapatos de estos hombres, para observar la coherencia entre sus dichos y sus hechos. El Papa dejó las elegantes zapatillas rojas de su investidura, Pepe calzaba zapatos con evidentes muestras de requerir una boleada.

    Y no eran poses, así fue la vida del Papa y así es aún la de Mujica en el Uruguay.

    En la vida y la palabra de los dos personajes, nunca hubo titubeo respecto de sus causas e intereses: los olvidados de la tierra, los migrantes, los pobres urbanos y rurales. Y aportando ideas, influencia y presiones en favor de los desposeídos. Mujica desde su presidencia, promoviendo programas y acciones para el bienestar de los de abajo, pero -lo tenía bien claro- estimulado al capital que creaba empleos en su país.

    Otros puntos de coincidencia de los dos era su lucha por la libertad del hombre, por sus preferencias, inclusive por su personal manera de entender o practicar sus creencias religiosas. Bergoglio tuvo permanentes acercamientos y empatía con líderes del judaísmo y el islamismo.

    Otro rasgo personal que tuvo y mantuvo el Obispo de Roma propio de su argentinismo, es su gusto por el tango. Confesó que escuchaba con mucha frecuencia una popular estación de Buenos Aires que difunde este tipo de música las veinticuatro horas del día, “La 2x4”. Los directivos de la estación, sensibles a la predilección papal, poco después de que fue ungido usaron durante un tiempo un spot ingenioso para el caso: “La 2x4, la Estación del Papa.”

    Gusto pontificio aparte, esta estación es altamente recomendable por la gran calidad de sus programas todo el día. Si le gusta el tango, lo confirmará, si no le gusta, a lo mejor se anima, no se arrepentirá.

    En suma, quedan para la historia estos dos grandes personajes del mundo, de nuestro tiempo, dos extraordinarios idealistas, un gran Papa del Vaticano, y un señor con toda la barba, una especie de Papa de la calle…

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