Ciento cincuenta minutos con Alejandro Armenta

    Inicio desactivadoInicio desactivadoInicio desactivadoInicio desactivadoInicio desactivado
     

    Sábado, Septiembre 30, 2023

    Imágenes de un político todoterreno y un grupo de periodistas

    XAVIER GUTIÉRREZ

    Un encuentro con unos setenta columnistas de todos los niveles de Puebla. Nunca había visto a tantos colegas juntos. Magnífico poder de convocatoria.

    Se mostró como un político que ha madurado mucho. Equilibrado, sensato, sereno.

    Como el pitcher que conoce al centavo a cada bateador y sabe de la destreza magistral de su equipo en el cuadro.

    Puede ser el siguiente gobernador o no. Él se mostró mucho más allá de esta interrogante. Esta duda late con toda intensidad en el medio político de Puebla, es innegable.

    Sin embargo, a Armenta no se le ve ojeroso, tenso, cansado o suspendido de un hilo de lo que decida el Consejo de Morena en Puebla, el Consejo Nacional o las encuestas.

    Él gana en los números. Ha punteado en todas las encuestas. Ganó el senado con alrededor de millón y medio de votos, ganó la presidencia del Senado, y nunca ha perdido una elección.

    Esto da tablas, curte.

    Si el hombre es inteligente y buen alumno, de los tropiezos y errores aprende. Es su caso.

    La gubernatura es una meta y desembocadura natural. Eso dice la lógica. Eso marca el sentido común. Eso marcaría también las matemáticas.

    Para un candidato presidencial, ese caudal de votos que Armenta representa es una bolsa de oro puro.

    Pero… estamos en México.

    Aquí la política es rara avis en cuanto a valores y estrategias. La lógica no encuentra hospedaje fácilmente aquí. El sentido común infinidad de veces se forma, hace “cola”, y finalmente no entra a la fiesta.

    Entran en juego tantas cosas.

    Alejandro aludió a todo esto, pero como una reflexión entre amigos. Lenguaje juguetón a veces, pero no corriente ni vulgar. Las emociones perfectamente bajo control. Un sorbo de cerveza “Bohemia” refrescaba la garganta.

    Él proyectó una seguridad infinitamente más allá de este asunto.

    Como se suele decir, “más allá del bien y del mal.” Dejó claro que esto no le quita el sueño. Y convenció.

    Habló de su carrera, de sus sueños, su trabajo, sus afanes. Recuerdos de infancia y juventud. Desencuentros, tropiezos, todo lo presentó como lecciones. Escalones de aprendizaje.

    Un lenguaje cordial. Nada de grandilocuencia. Ni lugares comunes, ni invectivas o expresiones con doble sentido. Tampoco resentimiento u obsesiones.

    Puentes linguales a veces. Finos. Muy por encima de sus anhelos y muy lejos, a años luz de una frustración si no se dan las cosas.

    Conocía por nombre a todos o casi todos los periodistas. Con algunos intercambió recuerdos, mini anécdotas, chascarrillos. Saludo de mano, apretón firme, mirada directa a los ojos.

    Contestó unas quince preguntas sobre un abanico de temas. Nada eludió, nada de generalizaciones vagas.

    Sí, como un político profesional de brecha y pavimento. Suelto, seguro, firme y optimista.

    Un todoterreno, pero no con llantas de soberbia, egolatría o falsa humildad.

    Observando las anchas espaldas (fruto del gimnasio, caminata...) y la comunicación corporal, uno ve a un político como roca pero con los pies firmes en el piso..

    De la alcaldía de uno de los 217 municipios poblanos a la cúspide del Senado.

    Toda una vida. Me parece que resumió a grandes pinceladas 34 años de experiencia política.

    Ciento cuarenta ojos buscaban en su lenguaje corporal la impotencia, las fantasías. Estaban atentísimos a escuchar un dardo envenenado, una saeta con varios destinos, una flecha mojada con ácido y rencor. ¡Nada…!

    Comentó las fórmulas que en su caso ha aplicado para ganar elecciones, debates, objetivos. Se refirió como “motores” a los alcaldes, diputados, senadores y gobernadores, si de ganar la presidencia del país se trata.

    Y refirió que sin duda todos ellos están en la estrategia de guerra de Claudia Sheinbaum. Habló de los cálculos para ganar. Ni sobreestimar apoyos ni confiarse. La previsión y el cálculo por delante.

    Dos veces hizo alusión a la matemática. Esta es fundamental para calcular, si no se le toma en cuenta aparece la división, y la resta. Es indispensable la suma.

    Expuso que tiene claro que Claudia va por la presidencia, pero tiene la vista, la meta y el objetivo puesto muchísimo más arriba: el voto en las cámaras. Ese es el fin superior.

    Vio como absolutamente natural si las cosas no se dan para que él sea el candidato. Sin una pizca de pesar. Como si hablara con tres amigos sentados a la mesa en la intimidad de un bar, o de una playa de la Baja California, allá lejos del mundanal ruido.

    Dio a entender que si las circunstancia no se da en su favor, ni se muere de decepción ni se retira a escribir sus memorias.

    Volcará su trabajo para apoyar a la candidata presidencial morenista.

    Sí dijo, con la voz cálida hacia los setenta comensales (miradas escudriñando, oídos prestos, gesto atento…): “pensemos en la hipótesis de que yo llegara a ser gobernador… me encantaría estar con ustedes como ahora, como siempre, platicando de todos los temas, con esta franqueza y clima de afecto y amistad…”.

    Un par de veces puntualizó la meta electoral que es Puebla para la Presidencia: “tener seguras dos millones de simpatías…esa es la clave, ese es el objetivo…”.

    Citó los tres consejos hogareños de infancia que han nutrido su personal escala de valores y su guía para caminar: “Sé útil, sé acomedido y sé agradecido...”

    Relató cómo ha imbuido de estas convicciones a su equipo, se describió como exigente y duro.

    Pero creo que por encima de todo exhibió una seguridad absoluta del suelo que pisa.

    No levita, no se tira al vacío, no avizora un callejón oscuro donde aguarda el lobo feroz.

    Pocas veces he visto un político tan absolutamente seguro justo en momentos de turbulencias debajo de la corriente suave que lleva el río.

    Por último, pero no al final, fue evidente el trabajo de Pepe Tome. Una convocatoria amplísima de columnistas, y presentando absolutamente a todos por su nombre.

    La comida fue deliciosa, el restorán “La Noria” es uno de los lujos de la cocina poblana.

    Buena política y rica comida. Inolvidable encuentro.

    Ciento cincuenta minutos con Alejandro Armenta

     

    Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

     

     

     

    Suscribete al boletín

    ©2019 ConceptoUno - Todos los derechos reservados.

    Please publish modules in offcanvas position.