Democracia “al estilo del muerto”

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    Martes, Octubre 3, 2023

    ¿A qué le juega el Consejo Estatal de Morena con su elección?

    XAVIER GUTIÉRREZ

    Hay varias formas de entender la democracia, pero la de Morena en Puebla es sumamente singular. Por decirlo de una manera suave, aterciopelada.

    Su Consejo Estatal “elige” a sus mejores aspirantes a la gubernatura... ¡y salen los peores!

    Realmente no se entiende a qué juegan.

    Para empezar, el famoso Consejo es una hechura del pasado reciente. Mejor sería decir es una contrahechura.

    Fue integrado a modo por el difunto gobernante. Con el modelo más acabado de los “órganos autónomos” mexicanos. Fruto de dedazos, burócratas, amiguismo, incondicionales, recomendados o condotieros de huarache.

    Por supuesto, una cachetada a los principios, reclamos, aspiraciones y banderas de la izquierda. Esto no impide que a nombre de la izquierda se hable y se actúe.

    Y, como de la chistera de un mago, brotan de una elección nombres y personajes cocinados de ayer para hoy en microondas. Sin pasado, experiencia, méritos académicos o de trabajo político.

    ¿Sólo para esto no alcanzó a los poblanos…?

    ¿Nada han aprendido del pasado reciente con improvisados, impuestos, abusivos, narcisistas o dinosaurios en el poder?

    Brotaron ahí don Julio Huerta, Olivia Salomón, Lizeth Sánchez y hasta la viuda del difunto… ¿Y ellos qué nos dicen…? ¿Quiénes son? Hace tres o cuatro años aparecieron en escena fruto de la circunstancia y el dedazo del muerto, dicho esto respetuosa pero literalmente.

    Ilustres desconocidos, sin las mínimas credenciales que anticipen un gobierno confiable, innovador, eficiente, honorable, con ideas y proyectos novedosos y apropiados.

    Se podrá decir: aún no son candidatos y tampoco han tenido oportunidad de hacer propuestas.

    Cierto. Pero por sus obras los conoceréis. Y de su trabajos, obras y resultados, nada conocemos los poblanos. ¿Qué podemos juzgar, evaluar, calificar? ¿Con qué ojos divino tuerto…?

    Los tres punteros en las encuestas, Armenta, Nacho y Claudia aparecieron como de relleno, fruto de ese fidelísimo e impoluto proceso democrático.

    Alejandro ha encabezado todas las encuestas desde hace un par de años, por lo menos. Y ni siquiera pintó para los sapientes electores que votan por el partido que gobierna a los más de 6 millones de poblanos.

    Ahora resulta….

    El precandidato de la calle, de la gente, es para los “electores” de la estructura un absoluto desconocido.

    ¿Ante qué clase de democracia nos encontramos?

    No es creíble que con estos procedimientos pretendan engañar o manipular a la candidata presidencial Claudia Sheinbaum.

    Un ejercicio así del tal consejo cabe para la elección de un sindicato cetemista, de un gremio magisterial como el de los aciagos tiempos de Jonguitud, o de Romero Deschamps, el de los petroleros, pero... ¿en 2023 en tiempos de la Cuatro T?

    Un consejo así y sus resultados caben en un jueguito democrático provinciano. Pueblerino. Como sinónimo de dar champurrado con el dedo índice, pasa…

    Pero de lo que se trata, según lo ha expuesto la señora Sheinbaum es de ganar las cámaras con una votación copiosa extraordinaria.

    No es un juego, ni un experimento.

    La oposición está desarticulada, huérfana de ideas y hombres, presa de vértigo y ocurrencias… pero tiene recursos, poder, medios.

    Es francamente inconcebible el concepto de democracia que está ensayando Morena en Puebla.

    Un cafetómano conspicuo me decía: “Yo me quedé en los tiempos en que la democracia se entendía como la selección de los más populares, más experimentados, más honestos, gente como uno… Pero hoy resulta que no pesa la buena fama, la integridad ni la confianza, la experiencia, el trabajo, sino la camarilla, el club de cuates, una élite que por circunstancias del destino controla el poder y “le receta” el remedio al pueblo…”

    Uno cree que esta forma tan rudimentaria, elemental, infantil y burda, no va a pasar los filtros de la señora Sheinbaum.

    Uno pensaría que es real su discurso de retomar la senda de la izquierda auténtica, de conquistar una votación enorme para garantizar el triunfo en las Cámaras, o eso de la continuidad con cambios, pero…

    Pero pareciera que aquí, o no la entienden, o le juegan al engaño o le pretenden llevar las contras. O todo junto.

    ¿Será...?

     

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