El caso Raniere y Nxivm nos remite a un nuevo fenómeno, al que debemos estar atentos: empresas con comportamientos sectarios e integristas.
Por Bernardo Barranco V.
CIUDAD DE MÉXICO.- El tratamiento mediático de Nxivm se ha enfocado en las perversidades libidinosas de Keith Raniere, la operación de la secta sexual que construyó y los detalles sobre cómo sometió a sus víctimas. Quedan muchas preguntas sin respuestas sobre sus socios en México, Carlos Emiliano Salinas y Rosa Laura Junco, y varios otros cobijados por el manto de la impunidad.