sábado, junio 3, 2023
Javier Gutiérrez
La elección en el Estado de México y sus efectos trascendentes en el futuro
En febrero de este año publicamos aquí un artículo sobre las elecciones en el Estado de México, con el encabezado: “Unas elecciones con olor a derrota para el PRIPAN”.
El tiempo ya llego. Este domingo 4 de junio serán los comicios y todo apunta que el pronóstico se cumplirá puntualmente.
No es cuestión de adivinanza ni esferas de cristal. Es poner la información sobre la mesa y hacer algo de prospectiva, empírica si se quiere.
Se han publicado alrededor de sesenta encuestas de las más variadas empresas y todas pronostican el triunfo de Delfina Gómez de Morena sobre Alejandra del Moral del PRIPAN.
Doña Alejandra en fechas recientes ha dicho, primero que ya empató, después que ya rebasó. Es normal, quien contiende nunca grita su debacle. Es mal competidor quien va cargado de energía negativa.
Sin embargo, habrá que entender con objetividad que su postura es para animar a las galerías. Son expresiones eufóricas para el respetable de las gradas. Así sucede en toda competencia.
Pero es bueno observar con frialdad algunos rasgos de lo que se ha visto en esta campaña. Hay que subrayar que es la elección más importante del país después de la presidencial. Están en juego poco más de 12 millones de votos, un caudal apetitoso para la contienda grande por el país.
Asimismo, el impacto cuantitativo y psicológico de una victoria en ese estado y ahora mismo es música para los oídos tanto de Morena como de sus adversarios. Es estar parado ya en el trampolín del salto más trascendente, de ahora y de los días por venir.
Pero, ¿qué hemos visto en estos meses de campaña? Muchas cosas, por ejemplo, los medios han desfilado, como siempre, tras el botín de las campañas. El PRIPAN gastó 300 millones de pesos en su campaña, Morena 187 en la suya. Sabemos que las cifras reales son muy superiores, esto es sólo lo declarado oficialmente.
Infinidad de medios, articulistas, comentaristas y programas de radio y televisión, vomitaron adulaciones sin límite para doña Alejandra, diciéndole lo que deseaba con toda su alma escuchar, sobre todo antes y después de los debates.
El clásico, “al cliente, lo que pida”. Y el cliente, como frente al espejo de Blanca Nieves, creyéndose toda clase de babosadas.
Gran parte de esos mismos medios, de antemano adversarios de AMLO, menospreciaban o ridiculizaban a Delfina. El público, en medio de todo este teatro.
A juez por las encuestas, una primera lectura es que todo ese abundante mar de propaganda pagada para la señora del Moral, no surtió efectos, fue dinero a la basura.
Esta lección se repite todo el tiempo en el país, y la mayor parte de los actores se tapan los ojos y los oídos con todo fervor.
Nada han aprendido de hacer campañas de la escuela dejada por López Obrador. Cierto, mucho mejor haciendo campaña que gobernando, también hay que decirlo.
Pero hay muchas cosas más si corremos la película de estos meses de campaña.
Doña Alejandra podrá ser una dama con todas las virtudes del mundo. Carismática, fresca, dedicada, disciplinada e impoluta, pero es el clásico producto aceptable con un pésimo envase. Sus postuladores, antecesores y jefes figuran entre la peor escoria política de este país.
Entre los gobernadores que han tenido ese estado en 94 años, Arturo Montiel, Eruviel Ávila y Enrique Peña Nieto figuran en la lista de honor de lo más corrupto del quehacer político de la historia de México. Maestro de todos ellos, Carlos Hank, tiene un nicho aparte. Su paso por la gubernatura lo convirtió en un Creso y su descendencia con su fortuna tiene asegurado el futuro de unas cincuenta generaciones.
Moreno Valle, por cierto, fue uno de sus alumnos más aventajados. Se convirtió en uno de los más ricos del panteón y dejó a Puebla escriturado con una deuda de más de 30 mil millones de pesos… que pagaremos todos ad infinitum.
De los ilustres oriundos de aquella entidad, sólo el expresidente Adolfo López Mateos tiene un sitio de privilegio en la memoria social. Pero está tan lejos de nuestra realidad que se aprecia hoy como una figura legendaria.
En días que corren, otro elemento más que miles o millones de mexiquenses seguramente tendrán en mente a la hora de votar, es la privilegiada vida del gobernador actual Alfredo del Mazo. Reside en Huixquilucan, una de las zonas más ricas de ese estado, entre la crema y nata de multimillonarios e inversionistas judíos, y al menos dos días de la semana llega en helicóptero de su residencia a las oficinas de gobierno.
En su fraccionamiento, el metro cuadrado tiene un costo aproximado de 40 a 50 mil pesos.
Su calzado no conoce las peligrosísimas arterias de las ciudades conurbadas de su estado con CDMX, por donde transitan y duermen viajando tres o cuatro horas diarias, millones de mexiquenses que laboran en la capital del país. Esas zonas son, siempre han sido, el asentamiento urbano más expuesto a la delincuencia de toda la nación.
Son las arterias del infierno, donde se teme más a la policía que a la delincuencia.
De toda esta familia que ha gobernado casi un siglo, doña Alejandra no es culpable, ciertamente. Pero, para su mala fortuna es la cachorra de los gobernantes revolucionarios.
Aquellos se llevaron el botín, ella busca votos.
No resulta tan exenta de todo esto, por cierto. Un diario inglés acaba de publicar un documentado estudio donde la involucran, junto con Del Mazo, en un desvío de 5 mil millones de pesos cuando ella estuvo al frente de Desarrollo Social del Estado.
Así las cosas, tiene Alejandra un pronóstico adverso. Un profesional estudioso de la política, apuntaba con toda prudencia, una ventaja de unos 5 o 7 puntos de Delfina Gómez por encima de la candidata del PRIPAN.
Sin embargo, pese a todo, absolutamente a todo, nunca se olvide que las elecciones, más allá de campañas, encuestas, plazas llenas (él mismo me decía: “no se te olvide que las plazas no votan…”) y demás augurios, las elecciones se ganan con votos, punto.
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