MUJERES, HOGAR Y EMPLEO.
Ricardo Caballero de la Rosa
El trabajo doméstico tiene en nuestro país un fuerte impacto económico y social. Se calcula que 84 millones de personas de 15 y más años realizan trabajo doméstico no remunerado para su hogar, en tanto que 2.2 millones de personas también mayores de 15 años se ocupan de estas actividades de forma remunerada, cifra que representa el 4% del total de los 53 millones de ocupados (Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, ENOE 2021, INEGI).
Debido a la relevancia de estas tareas, cada 22 de julio se celebra el día internacional del trabajo doméstico, desde su declaración oficial en 1983, cuya conmemoración pretende hacer un reconocimiento a las aportaciones económicas y sociales del trabajo en el interior de los hogares.
Según el INEGI, el trabajo doméstico consiste en actividades que se realizan dentro de los hogares y son necesarias para el bienestar de los integrantes. Este tipo de trabajo puede ser no remunerado y/o remunerado. El primero de ellos se refiere al realizado para el mismo hogar del que forman parte los individuos sin que exista un pago. El remunerado se realiza en el marco de una relación laboral, mediante un pago determinado, ya sea para el mismo hogar de residencia o para otro.
No hay que perder de vista que el trabajo doméstico remunerado y no remunerado no son mutuamente excluyentes, por lo que no deben ser sumados, puesto que las personas ocupadas en trabajo doméstico de manera remunerada también pueden efectuar trabajo doméstico de forma no remunerada.
Dentro del trabajo doméstico remunerado se incluyen empleados y cocineros domésticos, cuidadores de niños, personas ancianas o enfermas en casas particulares, así como jardineros, lavanderos y planchadores domésticos, lo mismo que choferes, vigilantes y porteros en casas particulares.
Se estima que el trabajo doméstico remunerado es una ocupación predominantemente femenina: 1.9 millones de mujeres de 15 y más años ocupan 88% de los puestos de trabajo en esta ocupación, mientras que los hombres cubren el restante 12% de las plazas laborales en esta ocupación.
Este empleo tiene una mayor significancia para la población femenina, ya que corresponde a 9% de las mujeres en la población económicamente activa ocupada, pero para los hombres es menos del 1%.
Otra característica del trabajo doméstico remunerado es que las diferentes actividades que lo componen se encuentran claramente diferenciadas según el sexo, ya que mientras las mujeres se ocupan en actividades de limpieza y de orden, cuidado de personas, cocinar, lavar y planchar, entre los hombres predominan las actividades de jardinería, conducción de vehículos y vigilancia.
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