ENTRE UN PROYECTO FALLIDO UNA INCIERTA GOBERNABILIDAD.
Ricardo Caballero de la Rosa
La nueva crisis, esta vez de origen externa asociada a la pandemia del COVID-19, y su combinación con la inercia y caída del Producto Interno Bruto del país, muestran la merma en los objetivos de un proyecto orientado a atender el principio de “primero los pobres”, la reducción en la capacidad de gobierno y la acumulación de circunstancias que marcan una difícil coyuntura, en cierto modo acotando los espacios de la gobernabilidad.
La reducción de la calificación por Standard and Poor’s, que ya se esperaba desde hace algunas semanas, puso en aprietos al gobierno federal pues como se sabe este tipo de instituciones lo que hacen es evaluar los aspectos económicos y financieros de un país, de los gobiernos federal, estatal y municipal y de las empresas públicas acerca de su capacidad para producir ingresos y solventar sus deudas, recibir inversiones e incluso estar en posibilidad de generar rendimientos.
La calificación dada por la institución de BBB+ a BBB con perspectiva negativa quiere decir que las condiciones adversas con que se ha iniciado la actividad económica este año, pueden recrudecerse debido a un efecto prolongado de la pandemia sobre la economía. Según las definiciones de las calificaciones ubicadas en BBB, se trata de un rango en el que las “condiciones económicas adversas o cambios coyunturales conduzcan al debilitamiento de la capacidad del emisor para cumplir con sus compromisos financieros”.
Por otro lado, una encuesta publicada por el Grupo GEA del 25 de marzo de 2020 ilustra que la aprobación a la gestión del presidente Andrés Manuel López Obrador disminuyó 10 puntos porcentuales con respecto a diciembre (47% vs 57%). Asimismo, sostiene que dicha aprobación perdió firmeza pues se redujo a la mitad el porcentaje de ciudadanos que respaldan incondicionalmente al presidente.
La propia encuesta da a conocer que la caída es producto de un serio deterioro del estado de ánimo de la población y de una evaluación cada vez más crítica de los resultados de la actual administración, pues en materia ha crecido el pesimismo, en cuanto a la inseguridad hay una percepción de crisis y una demanda de cambio a la estrategia del gobierno, en tanto que en temas de salud se presenta una situación de percepción de deterioro de la calidad del servicio. La conclusión es que todos estos temas conducen que la ventaja de MORENA sobre el resto de los partidos políticos se ha cerrado significativamente.
Los datos anteriores permiten poner en perspectiva que el objetivo legítimo y válido de poner “primero a los pobres” no se cumplirá, por lo menos en el año de 2020; que la capacidad de gobierno, en tanto aquel especial capital intelectual, de decisión y acción,
liderazgo y prospectiva, está a la baja y que nuestra gobernabilidad se complica debido a los magros resultados económicos, la pérdida de confianza en nuestras instituciones y su constante bloqueo y ataque, así como las exigencias de una sociedad que no han logrado ser colmadas por un gobierno federal que se pierde en el ostracismo del discurso lírico y providencial.
Así las cosas, el gobierno debería recuperar su proyecto haciendo lo que dice estar predestinado a hacer: primero los pobres. En esta medida, primero las inversiones, para apoyar el crecimiento que apoye la economía y bienestar de millones de familias pobres del país; primero acciones firmes que muestren que capacidad de gobierno, de conducción, de liderazgo y no del líder de plazuela; primero concertación para elevar la productividad, la innovación, la competitividad; primero devolver al país su viabilidad política, democrática, federal, como dicta nuestra Constitución General del República.
Lo segundo no tiene prioridad en esta agenda y hacer que la gobernabilidad renazca vía una más inteligente y ordenada capacidad de gobierno, daría una perspectiva renovada al proyecto del gobierno de la 4T.
